El papel del Estado
Evidentemente, un tema tan subjetivo como felicidad se debe transformar en otra palabra: bienestar. Es completamente cierto que los países con un amplio bienestar tienen más posibilidades de crecer económicamente. Durante años, la discusión sobre cuál debería de ser el papel del Estado en el tema de la desigualdad. Para empezar conviene afirmar que el mercado presenta determinados fallos. Uno de ellos, es el de la desigualdad de la rentas. El precio de que unos tengan mucho y otros muy poco es altísimo. Para empezar, se deduce que el mercado ha fallado en su actividad redistribuidora de la renta y que, por lo tanto, es necesaria la intervención del Estado para corregir ésta situación. Por otro lado, sí es cierto que la intervención del Estado debe formalizarse en una regulación estricta. Sin embargo, ¿qué beneficio podría producir una actividad del Estado que asegure una necesidad básicas y sociales? El índice de Desarrollo Humano (IDH) de Noruega siempre ha sido el mayor del mundo. Mientras que otro países descendían puestos en la tabla conforme avanzaba la crisis, ella se mantuvo perdiendo, sólo en algunas ocasiones, unas décimas. Sin embargo, cabe destacar que éste aumento del IDH (que también fue seguido de un aumento del Índice de Bienestar) provocó un aumento del PIB. Por otro lado, mientras que otros países como España veían disminuido su IDH, también disminuía su PIB. Esto quiere mostrarnos varias cosas.La primera de ellas es que el IDH cayó por una recesión o ciclo recesivo que hizo que cayese nuestra actividad económica. Por lo tanto, la caída del bienestar no provocó la caída del PIB, sino que la caída de este bienestar fue provocada por la caída del PIB. La segunda cosa que vemos es que, en parte por estar tan asociados a un sector como el inmobiliaria que explotó, el Estado no supo corregir esos problemas dados entre “caída de la felicidad” y caída del PIB. Pero, ahora bien, ¿por qué es importante la caída de la felicidad en nuestro sistema económico? Pero hay otros indicadores que algunos economistas apoyan (aunque puedan parecer curiosos) y que sirven para relacionar el nivel del bienestar y el talento derivado de éste, como por ejemplo:
Este gráfico representa el consumo de chocolate con los premios Nobel que han tenido con una población de diez millones. En las sociedades modernas (y a efectos de poder llegar a sonar ridículo) el chocolate es uno de los mayores indicadores de felicidad (porque se entiende que cuanto más chocolate se compra o se consume, más feliz es la población). Y, evidentemente, una sociedad con bienestar repercute en una sociedad llena de talento. Imaginemos un país al que llamaremos Econopolis y que posee una población de 800 personas. Imaginemos que todos los ciudadanos de esa población son felices y, como no hay una gran cantidad, tienen el mayor Índice de Bienestar del mundo. Un día, uno de sus ciudadanos, economista, recibe el Premio Nobel. Pero no sólo eso, sino que a los tres años otro de ellos también lo hace. Evidentemente, no hace falta ser un entendido para asimilar que a mayor bienestar mayor interés, menor incertidumbre por tu empleo, tu vida etc. La economía y la sociología, en este caso, van totalmente de la mano.
Los Estados Modernos han decidido asumir una responsabilidad muy importante: “proveer de bienestar” a sus ciudadanos. Y a pesar de que haya voces que clamen contra esta realidad, la verdad es que, a largo plazo, el bienestar y la felicidad en las naciones siempre es importante porque, al fin y al cabo, siempre va a producir un crecimiento de la actividad en la economía. La desigualdad tiene un precio y es un precio muy alto. NingúnEstado debería estar dispuesto a pagarlo.
Este artículo es muy curioso y me ha soprendido porque no me esperaba que los países en los que se consume más cantidad de chocolate tuvieran más posibilidades de conseguir algún premio nobel, y además los residentes de estos países son más felices ¡¡así que espero que los españoles consumamos mucho chocolate !!
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